sábado, 1 de septiembre de 2012

PROFE, SÁQUESE LOS LENTES DE LA CABEZA...


Dos situaciones, una que presencié desde fuera y otra de la que fui parte directamente, me motivaron a escribir la siguiente reflexión respecto de algunas actitudes o costumbres que los entrenadores a veces tenemos y que podrían enviar mensajes confusos a nuestros jugadores.

Hace algún tiempo, desde la galería, vi un entrenamiento de básquetbol de niñas cuyas edades variaban entre los 10 y 12 años. El entrenador al llegar, organizó a las rápidamente a las niñas, de manera que comenzaron a practicar una serie de distintos tipos de tiro al cesto, que el entrenador cada cierto rato corregía. Cada vez que lo hizo, el entrenador debió ajustar la posición de sus lentes de sol para evitar que cayeran de su cabeza, ajustar la posición de su “banano” de modo que evitar que entorpeciera el movimiento y ajustar el celular que mantenía en su bolsillo, presumiblemente para evitar que resbalara y cayera. 

En otra ocasión, después de dictar una clase y dejar a los alumnos en libertad para que se retirasen, comencé a ordenar mis cosas (computador, cables, carpetas y lápices) para retirarme, mientras se acercan unos alumnos a hacerme algunas consultas referentes a la materia recién vista. Sin dejar de hacer lo que estaba haciendo (y creo que amablemente) aclaré las dudas de los alumnos, dejándolos, según ellos lo expresaron, satisfechos con mis respuestas.

Al realizar nuestro trabajo como entrenadores de básquet, especialmente con divisiones menores, exigimos a los jugadores que presten total atención al entrenamiento o partido, exigimos que no se distraigan con los amigos mirando desde fuera, que no hablen ni piensen en lo que sucedió en el colegio, o que no pongan atención a las instrucciones que dan los papás desde la tribuna. Esto es razonable, ya que la atención y concentración son indispensables para cualquier proceso de aprendizaje. Sin embargo, al exigir esto, debemos ser claros y consistentes, es decir, mostrar verbal y no verbalmente que nosotros estamos 100% involucrados el entrenamiento, MOSTRAR QUE EN ESE MOMENTO, TODO LO QUE NOS INTERESA ES LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO EN LA CANCHA. 

Elementos como el teléfono celular y los lentes dicen al jugador que para su entrenador, el entrenamiento es importante, pero no tanto como para dejarlos de lado, que si bien su entrenador está físicamente en la cancha, su mente está parcialmente en otro lado, quizás pensando lo que pasaría si alguien llega a pisar sus lentes. 

Personalmente tengo la costumbre de dirigir mis entrenamientos con nada en los bolsillos, de modo de enfocarme totalmente en el entrenamiento, sin embargo, la próxima vez que un alumno se acerque a consultarme algo después de una clase, espero recordar prestarle total atención y dejar, por unos instantes, de ordenar el desorden que tengo sobre el escritorio después de cada clase. 

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